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Fixture Superliga 2017/8

Creación de la banda roja


La gloriosa banda roja, símbolo riverplatense por excelencia, nació por una coincidencia del color blanco con un rival de turno. Algunas teorías sobre su significado y la leyenda sobre sus orígenes.









Antes de tratar de reconstruir el relato de los fundadores de River Plate sobre el nacimiento de la gloriosa banda roja, hay que dejar bien en claro el contexto del momento y la situación: aquellos pibes que estaban fundando el club no tenían la menor idea de lo que estaban gestando ni de la repercusión política, social y económica que tendría el fútbol tan sólo unas décadas después. La historia se repite en prácticamente todos los clubes: chicos que se unen para jugar al fútbol, que deciden fundar un club y tener un field propio en los mejores casos, adoptar colores como insignia propia, convencer a vecinos para que les dieran unos pesos para poder crecer y desarrollarse. Es por eso que hay confusión de fechas y discrepancias en cuanto a quiénes estuvieron desde la primera hora y quiénes se sumaron después y, claro está, el origen de los colores que, más de un siglo después, siguen siendo la enseña de las instituciones más populares y representativas del fútbol argentino.


Hay muchas hipótesis con respecto a los motivos que pudieron haber tenido los fundadores de River Plate para haber elegido cruzar una banda roja en la camisa blanca. Algunos lo han relacionado con motivos políticos pues hubo gente afín al radicalismo entre los fundadores y sus familiares. Otros lo han vinculado a presuntas relaciones de otros miembros riverplatenses con la masonería, teniendo en cuenta que hay algunos símbolos masones muy parecidos a la camiseta de River. También es muy fuerte la idea de que para la creación de la camiseta se inspiraron en el escudo de uno de los cuarteles en que estaba dividida Génova en la edad media, pensamiento relevante teniendo en cuenta el origen genovés de una inmensa cantidad de población del barrio de La Boca a comienzos del siglo XX.




Lo concreto es que, hasta el momento, no se han encontrado testimonios de ninguno de los fundadores en donde se haya explicado el motivo de la elección de los colores y sí, en cambio, todos han coincidido en que fueron elegidos para diferenciarse de un rival que también usaba camisa blanca. ¿Habrá que creer que fue simplemente una elección azarosa o se ha ocultado deliberadamente durante más de cien años el significado de la decisión? Nada puede hacer pensar esto último, aunque sí resulta llamativo el hecho de que durante 32 años el club haya jugado con la camiseta tricolor y la banda roja solamente haya sido usada por los veteranos del club y haya permanecido inalterable en la bandera oficial. Cuando, por el rival de turno, River debió cambiar su casaca, nunca utilizó la banda roja, sino que recurrió a varios diseños alternativos y de diferentes colores hasta que en 1932 se volvió a usar la camiseta (camisa, en aquel entonces) que es el emblema universal de River Plate.




Para festejar el primer medio siglo de vida de River Plate, la revista El Gráfico y su prestigioso periodista Borocotó realizaron un informe de la fundación del club y al referirse a la gestación de la banda roja, se aseguró: “y aconteció que, yendo River Plate a jugar contra la cuarta de Villa Devoto, también éstos tenían la camisa blanca y como el visitante tenía que cambiar la camiseta, correspondió la idea a Enrique Salvarezza, que adquirió una tela roja, de la misma satinada y barata que usábamos en la confección de cometas, y cortando tiras de ellas se cruzaron en bandolera y prendidas al costado con alfileres”. Años después Leopoldo Bard elaboró un pequeño informe en dónde asegura que la tela roja provenía de una comparsa llamada “Los Habitantes del Infierno”, aunque ningún otro de los fundadores hizo mención jamás a este hecho.




Lo concreto es que de manera casi fortuita y obligados los primeros jugadores del club por las circunstancias, se gestó la camiseta más hermosa del mundo, símbolo indiscutible de River Plate en todo el planeta.

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