1991 - El hijo pródigo regresa

1991 - El regreso de Ramón a casa

El Pelado Díaz vuelve para ser campeón. El riojano llega desde Francia para reforzar el ataque del equipo dirigido por Daniel Passarella. Se convierte en el goleador del Apertura 1991 con catorce goles en su último título como profesional. "Era muy importante en el vestuario y dentro del campo", recuerda Medina Bello, compañero de pieza y de ofensiva.

El fútbol argentino tuvo en 1991 un cambio radical en cuanto a la organización de los torneos, puesto que a mediados de ese año las temporadas se dividieron en dos competencias cortas, que comenzaron en agosto con el Apertura y finalizaron en junio del siguiente año con el Clausura.

El primer campeón del flamante sistema fue River, que era dirigido técnicamente por el actual presidente de la institución, Daniel Alberto Passarella, y luego de diez años contó con el regreso de uno sus tantos emblemas: Ramón Díaz, casualmente hoy, su entrenador. El riojano venía de una notable actuación en el Mónaco de Francia, donde al cabo de dos campañas, había convertido 40 goles en 60 partidos, sumando competencias nacionales e internacionales.

“Mi ciclo en Europa está cumplido, tuve ofrecimientos para seguir allí, pero tenía claro que era el momento para regresar, entonces no lo pensé demasiado. Quiero quedarme a vivir en River”, dijo pocos días después de su llegada a suelo argentino. Aquel equipo tenía como figura goleadora a Ramón Medina Bello antes de la llegada de Díaz. Lejos de opacarlo, ambos se complementaron y fueron una temible dupla atacante.

Ramón, que venía de ser campeón de la Copa de Francia 1991 con el conjunto del principado, sería el máximo artillero del torneo argentino con 14 tantos, casi la mitad de los 31 que consiguió el Millonario en el certamen.

El delantero debutó el viernes 30 de agosto, en la segunda fecha (que se disputó antes que la inicial por motivos de calendario) ante Rosario Central. Ese cotejo tendría también mucha importancia histórica porque fue el inaugural de la Televisión Satelital Codificada, generada por Torneos y Competencias, que duraría muchos años más hasta la aparición de Fútbol Para Todos, con la coincidencia de que en ambas el relator del partido más importante de cada fecha era Marcelo Araujo. Los rosarinos ganaban 1-0 en el Monumental con el aporte de David Bisconti en el primer tiempo, pero por un penal dudoso sancionado por el árbitro Ricardo Calabria ante una presunta falta contra Sergio Berti, Ramón Díaz tuvo la chance de obtener su bautismo en las redes; sin embargo el arquero Sergio Protti detuvo el disparo. De todas maneras, la noche sería soñada, ya que a los 39 y en los 45 minutos, el riojano convirtió para darlo vuelta y constituir la primera victoria de lo que sería una racha de ocho consecutivas, algo inédito en el fútbol argentino.

Cada vez que el actual director técnico de River anotó, los dirigidos por Daniel Alberto Passarella ganaron. Díaz sumó dos tripletes, en las victorias como local en las jornadas 15 y 19 ante Talleres de Córdoba y Quilmes respectivamente, ambas con el resultado categórico de 5-1 a favor del Millonario. Además registró un doblete más, teniendo en cuenta la que produjo ante Central, que sucedió en el octavo partido, en el triunfo frente a Deportivo Español por 2-1 en el Monumental. Por otra parte, anotó un gol en los enfrentamientos ante Unión de Santa Fe por la primera (2-1 como visitante), Gimnasia y Esgrima La Plata en la cuarta (3-0 en Núñez); Ferrocarril Oeste por la séptima (1-0 en Caballito) y Huracán en la décima fecha (1-0 en el Estadio Antonio Vespucio Liberti).

River salió campeón dos fechas antes del fin de la competencia. A pesar de la derrota por 1-0 ante Argentinos Juniors en su casa, el triunfo de Estudiantes de La Plata por el mismo resultado contra Boca con el gol de Roberto Trotta fue definitivo para que se dé la consagración anticipada. Además, ese equipo ostentó la notable marca de obtener todos los puntos posibles en las primeras ocho jornadas, algo que se interrumpiría en la siguiente, con el empate sin goles ante Deportivo Mandiyú en Corrientes.
Diario Publicable presenció el partido del equipo senior que perdió 4-3 en la cancha auxiliar ante Acassuso. Allí se encontraron figuras de aquel notable equipo del Apertura 1991 como Ramón Medina Bello y Juan José Borrelli, que opinaron acerca de lo importante que fue Díaz en la estructura de esa alineación. También se sumó a las declaraciones Guillermo Rivarola, mediante una charla telefónica.

“Con Ramón hicimos una muy buena dupla, era mi compañero en la cancha y en la habitación. Era muy importante en el vestuario y dentro del campo de juego era muy rápido. Tenía esa zurda impresionante, con la que hizo todos los goles”, comentó el Mencho sobre su compañero en la delantera. El exfutbolista de Racing afirmó: “Fue junto a Jorge Da Silva el jugador con el que hice mejor dupla ofensiva, pero Ramón era más goleador que el Polillita”. Por su parte, Borrelli opinó: “Era un referente, un tipo que venía de hacer goles en todos lados y en ese campeonato aportó muchos goles para salir campeón. Uno lo tomaba como referencia en el área porque era un tipo que jugó y ganó un montón de cosas”. En tanto, Rivarola afirmó que “aportó su experiencia, su cuota goleadora y marcaba la diferencia con el resto de los jugadores mediante su notable juego”.

El Apertura 1991 fue el último trofeo del riojano como jugador, a pesar de haber permanecido en River por dos años más y continuar hasta 1995, cuando se retiró en el Yokohama Marinos de Japón. Sin embargo, se metería en el corazón del hincha contemporáneo como entrenador del Millonario, en el que ganó la Copa Libertadores 1996 y cinco torneos nacionales, de los cuales tres de ellos constituyeron el tercer tricampeonato de la institución en su historia. Hoy, nuevamente como director técnico (su tercera etapa al frente del conjunto del Núñez), la realidad es diferente. Con el ascenso hace poco más de un año, el club intenta volver a situarse en lo más alto del país luego de cinco temporadas sin títulos en primera. De todas maneras, Ramón ha provocado el cariño incondicional del público riverplatense hacia él, por los títulos obtenidos dentro y fuera de la cancha.