Debut de Marcelo Salas



El 15 de septiembre de 1996 debutó con la camiseta de River Plate José Marcelo Melinao Salas, el “Matador” de Temuco. El “Chileno”, para el sentir popular con ese grito de guerra que bajaba desde los cuatro costados cada vez que el delantero marcaba uno de esos goles antológicos al que nos tenía acostumbrado.

El debut se produjo una lluviosa tarde en cancha de Huracán. Ese día gris, con un campo de juego complicado por el barrial que había en las áreas, el equipo de Ramón Díaz visitaba al “Globito” con la intención de seguir en la punta del torneo. Venía de dos triunfos y un empate, y lo seguían de cerca Independiente y Lanús.

A 15 minutos del final, con el partido empatado 2 a 2, el chileno ingresó y a los pocos minutos de su debut con la banda roja en el pecho, mostró por qué lo habían pagado cerca de 2 millones y medio de dólares. El Juez sancionó penal para el “Millonario” y el “Matador” pidió la pelota para patearlo. Por supuesto, estaba Enzo Francescoli en el campo de juego, que era el habitual pateador, y terminó sellando el definitivo 3 a 2 para River. Pero la personalidad que mostró Marcelo Salas marcaba de alguna manera la ambición de ser el primer chileno en triunfar en la historia de River.

Su primer gol con la camiseta de River lo marcó ni más ni menos que en la Bombonera contra el clásico rival. De ahí en más, iba a nacer una idolatría inquebrantable. Ganó los Aperturas ’96 y ’97 y el Clausura ’97 (el tercer tricampeonato de la historia millonaria), la Supercopa de 1997 (con dos golazos de su autoría en la recordada final contra el Sao Paulo) y en su segunda etapa como jugador dio la vuelta olímpica en el Torneo Clausura 2004. Más allá que su último paso por el Club estuvo signado por las lesiones y la irregularidad, para el hincha millonario haber vuelto a entonar el “chileeeeeno, chileeeeeeno” será siempre volver a revivir una de las etapas más gloriosas de nuestra historia

Para los hinchas de River, el “Chileeeeeno, Chileeeeeeno…”se convirtió en un grito de guerra durante unos cuantos años. Y no fue para menos. Desde aquél 15 de septiembre de 1996, día en el que debutó con La Banda en el pecho ante Huracán en el estadio Tomás Adolfo Duccó, José Marcelo Melinao Salas se convirtió en un emblema de goles y del “fútbol champagne” en aquél equipo de Ramón.

La presentación en sociedad fue exactamente hace viente años atrás, ante el Globito. El resultado parcial (1-2) y la lluvia incesante habían armado un partido dramático, con final abierto. El Matador de Temuco ingresó faltando 15 minutos a los pocos minutos hubo penal para River. Lo primero que hizo fue agarrar la pelota para patearlo. Pero su dueño era Enzo Francescoli, líder indiscutido, adentro y afuera. El partido finalizó 3 a 2 en favor del millonario, pero el flamante delantero del Más Grande ya había mostrado toda su personalidad en ese primer cuarto de hora.

El primer ciclo del Matador con el manto sagrado rozó la perfección. Su primer gol lo anotó en la Bombonera, y desde ese día, comenzó a ser un problema para Ramón, porque Julio Cruz no paraba de meterla. Luego de un semestre en el que fue alternativa del Jardinero, apareció en todo su esplendor en el glorioso 1997, con goles fundamentales para conquista el tan ansiado tricampeonato y la Supercopa.

Se fue luego del Mundial de Francia ’98 y regresó cinco años después. En su segunda etapa, mucho menos fructífera y con notorios inconvenientes físicos, sólo logró dar la vuelta olímpica en el Torneo Clausura 2004, bajo las órdenes de la dupla Leonardo Astrada-Hernán Díaz.

En total, defendió el manto sagrado en 117 oportunidades. Anotó 48 goles y ganó 5 títulos (Torneo Apertura 1996, Clausura 1997, Apertura 1997, Supercopa 1997 y Clausura 2004).

un compilado con sus goles

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